martes, 16 de julio de 2013

CINE - EL AVENTURERO DE MEDIANOCHE

Título original
Honkytonk Man

Año
1982
Duración
122 min.
Pais
Estados Unidos
Director
Clint Eastwood
Guión
Clancy Carlile (Novela)
Música
Steve Dorff & Snuff Garrett
Fotografía
Bruce Surtees
Reparto Clint Eastwood, Kyle Eastwood, John McIntire, Verna Bloom, Alexa Kenin, Matt Clark
Productora
Warner Bros / Malpaso
Sinopsis
Gran Depresión, años 30. Red Stovall (Clint Eastwood) es un cantante de country alcohólico y sin recursos que se gana la vida cantando en bares cutres y miserables. Su gran sueño es llegar a tocar con el legendario Grand Ole Opry. Así emprende un emotivo viaje con su sobrino (debut cinematográfico de su hijo Kyle Eastwood) que lo lleva desde Oklahoma a Nashville, donde le han concedido una audición.

Conocí esta película hace mucho tiempo y si algo he de recordar de ella es que es triste. Pero también había algo que me fascinaba y que posteriormente se ha quedado grabado en mi. El viaje, la road-movie. Ese viaje externo e interno. Carreteras secundarias polvorientas sobre las que mal vives con lo justo. Aun hoy, cuando circulo por nuestras estupendas autovías miro hacia los lados y me fascinan esas serpientes de asfalto o tierra que serpentean entre los campos, y he de reconocer que la tentación de abandonar la carretera y sumergirme en ellas es grande.
Pero hay otro elemento de esta película que también guardo. La ilusión por conseguir la meta sin ser consciente de que el tiempo se acaba. La esperanza del mañana mejor, real o no, pero como único combustible para seguir día a día. Haber malgastado el tiempo sin conseguir alcanzar nuestro objetivo y finalmente afanarnos con todas nuestras fuerzas en llegar a conseguirlo o por lo menos tocarlo con la punta de los dedos.
El contrapunto a este final de la vida y de nuestros objetivos es el despertar. Iniciar el camino de la mano de un maestro de la vida, que no de un triunfador. Porque es importante aprender a vivir, pero hemos de reconocer que los maestros que nos acompañan en el viaje pocas veces los podemos elegir.
Finalmente una última reflexión sobre lo que esta película me transmite. La dureza de la vida. Una constante en la cultura americana y nuestra, que con el tiempo hemos diluido para llegar a quejarnos por todo. La Gran Depresión fue tremenda, porque a diferencia de ahora no había colchón sobre el que caer. Ni los alimentos, ni la ropa, ni las ayudas, ni la información estaban al alcance de una mayoría. Pero ese es otro tema y existen películas y libros que lo reflejan con mayor profundidad.
Clint Eastwood realiza un trabajo estupendo en este film y ya se muestras las trazas por la que discurrirá su carrera. Dando a su público lo que todos en parte queremos y necesitamos, diversión y reflexión. Con un cine muy próximo a los clásicos y de aparente sencillez.
Pero este no es un lugar para la crítica cinematográfica, sino donde pararnos un momento sobre cada una de las piedras que componen el muro de la cultura popular americana y como ésta nos ha influido a nosotros. Para una examen más exhaustivo de la película os recomiendo esta entrada del Blogdecine.

Se dice que la vida del protagonista está inspirado en varios autores de la época y concretamente en Hank Willians con el que mantiene algunos paralelismos. Más allá de esto lo que si me parece interesante es la figura del profesional que hace lo que hace porque no sabe hacer bien otra cosa, idea que en más de una ocasión he oído en boca de personajes interpretados por Clint Eastwood.
En definitiva, es siempre es un buen momento para volver a ver este excelente trabajo.
Como siempre os invito a que dejéis vuestros comentarios.

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